8. Los Sistemas Políticos


A. Evolución del Poder Político

Existen varias formas de organización política desarrolladas por la humanidad antes de la aparición del Estado en su concepción moderna. Estas formas políticas preestatales más relevantes son: la sociedad acéfala, la sociedad segmentada, la ciudad estado, el imperio burocrático y la sociedad feudal [Bouza-Brey].

La Sociedad Acéfala (indios norteamericanos y esquimales) son sociedades no sedentarias, que viven de la caza y la pesca y con nivel de desarrollo económico escaso. Existe en ellas escasa diferenciación de roles en donde cada uno de los miembros masculinos adultos realiza la totalidad de los roles existentes, y la estratificación deriva principalmente de rasgos biológicos como el sexo o la edad. El rol de jefe es transitorio y ad hoc para ciertas situaciones, en donde la jefatura no tiene burocracia ni aparato de coacción. El poder se basa en las tradiciones y su normativa derivada en donde el linaje y la costumbre ejercen el control social [Bouza-Brey].

La Sociedad Segmentada (tiv en Nigeria y ashanti en Ghana) son sociedades estables, agrícolas y sedentarias con intereses estables sobre la tierra y el ganado, basadas en parentesco y linajes de significación política, con varias castas y una aristocracia hereditaria. Su nivel de desarrollo permite cierta acumulación de excedentes y la aparición de una elite política que se justifica por la ideología y símbolos religiosos, siendo estable y permanente, con aparatos burocráticos especializados [Bouza-Brey].

La Ciudad Estado (Roma republicana y Atenas) fue una nueva forma de organización política que antecede al Estado Moderno. Surge de la economía basada en el esclavismo, la agricultura y el comercio, con alta concentración urbana y gran diferenciación social entre el campo y la ciudad. Existe una nueva estratificación urbana basada en una combinación de tradiciones familiares y de linaje con los rangos de la propiedad de la tierra y del estatus económico, ocupacional y ritual. Posee un centro diferenciado estructuralmente basado en los principios de ciudadanía e igualdad legal y política, en mecanismos de participación en asamblea de todos los ciudadanos y rotación de las magistraturas [Bouza-Brey].

El Imperio Burocrático (incas, aztecas, chino y romano) se caracteriza por ser una forma claramente diferenciada por una burocracia desarrollada presidida por un gobernante de origen divino que gobierna a un pueblo heterogéneo de súbditos, que carecen de participación y derechos políticos frente al poder, obligados a obedecer por normas de carácter religioso. Existe una religión de carácter estatal que da legitimidad al gobernante y su mantenimiento en el poder depende de las buenas relaciones con la elite burocrática, militar, aristocrática y eclesiástica. Existe una clara diferenciación política con un poder de carácter patrimonial, dinástico, de dirección e integración de la sociedad [Bouza-Brey].

El Feudalismo es un sistema basado en la economía agrícola y gran autonomía local, cuyo foco de poder es la aristocracia nobiliaria, relacionada en vasallaje con el rey a quien le prestan apoyo militar. El señor feudal era hereditario. La sociedad se caracterizaba por una situación de inseguridad general y rencillas entre feudos (invasiones exteriores y caída de los imperios) y los campesinos recibían protección a cambio de vasallaje cultivando tierras del feudo y pagando tributos en especie. El derecho y la administración estaban descentralizados en forma de costumbre y jurisdicción señorial en estamentos desiguales (nobleza) que ostentaba el poder económico, político y militar. El poder político era difuso, poliárquico y la estratificación social derivaba de la estructura del poder político [Bouza-Brey].

 

B. El Estado Liberal

El Estado como nueva forma de organización política está constituido por sus Elementos Esenciales que son: la Gente, el Territorio, el Gobierno efectivo y la Soberanía. Este estado atraviesa distintas fases desde sus orígenes a través de la monarquía absoluta hasta la crisis actual del estado de bienestar y del derrumbamiento del estado comunista [Bouza-Brey].

La modernización y creación del estado se da a través de la movilización social, según K. Deutsch, o sea el proceso por el cual los núcleos principales de los antiguos vínculos sociales, económicos y psicológicos son erosionados y rotos y la gente queda disponible para nuevas pautas de socialización y comportamiento [Deutsch].

La Monarquía absoluta, desde finales del Siglo XV, se constituye en el motor de la transición desde la sociedad feudal autárquica, agrícola, estamental y poliárquica. Mediante la centralización, la burocratización y la unificación territorial, jurídica y económica se perfilan nuevos rasgos básicos del estado moderno y la sociedad nacional, capitalista y de clases. Este estado mediante políticas mercantilistas y creación de una moneda única, un orden jurídico legislativo que sustituye a la costumbre local, sistemas fiscal, burocrático, judicial y militar unificados abre camino a dos siglos de consolidación y lento desarrollo económico y social del nuevo orden capitalista [Bouza-Brey].

El Estado Liberal se consolida sustituyendo a la Monarquía absoluta, con las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa de los siglos XVII y XVIII, donde las nuevas fuerzas sociales liberadas por el desarrollo capitalista consolidan su poderío económico y su hegemonía social y política. El estado liberal se constituye como representativo, limitado por la razón, los derechos fundamentales, la separación de poderes y el "laissez faire". El liberalismo económico sustituye al intervencionismo mercantilista por la libertad de empresa y de mercado y la libre contratación, frente a las restricciones de la época anterior [Bouza-Brey].

La ideología liberal tiene sus orígenes con T. Hobbes y su teoría de la legitimidad del poder apoyada en presupuestos individualistas como acto de voluntad humana racional (a partir del consentimiento individual). J. Locke, primer teórico liberal, reconoce un conjunto de derechos fundamentales de la persona, entre ellos el derecho a la propiedad. El origen de la sociedad civil y el Estado son el producto de un doble pacto: el contrato social que une a las personas en una comunidad que se arroga el poder constituyente y otro pacto mediante el cual la sociedad política entrega su ejercicio a determinados representantes en una relación de confianza. El Estado será limitado al ejercicio de funciones de garantizar los derechos individuales, arbitraje de conflictos, mantener la seguridad y el orden social, en una correlativa restricción de poderes efectivos para evitar potenciales excesos. Locke señala controles a la acción del gobierno especialmente en el sometimiento de los poderes públicos a la ley, la división de poderes, a la representatividad y al derecho a la resistencia y la revolución [Vallespín].

En el núcleo moral del Estado liberal, John Stuart Mill (creador del utilitarismo que procura la mayor felicidad) dota de una absoluta prioridad a la libertad individual y la autonomía moral de las personas. En el núcleo económico, Adam Smith proclama un sistema de organización económica a partir del principio de laisser faire, donde el mercado deviene en el punto de encuentro de los distintos intereses y voluntades individuales que se armonizan sin necesidad de ley ni estatuto distribuyendo los recursos de la sociedad de manera óptima para el interés general. En el núcleo político, se incluye: 1) la declaración de derechos (universales e individuales, reconocidos y no creados por el estado, siendo derechos morales y jurídicos) y la constitución. 2) la división de poderes, ofrecida por Montesquieu, con funciones del Estado divididas en legislativas, ejecutivas y judiciales y los poderes relacionados entre sí a través de un sistema correctivo, vetos y fiscalización de la actividad de los otros [Vallespín].

La división de poderes da origen a dos grandes modelos de organización: la interpretación presidencialista y la parlamentaria. El presidencialismo se trata de una división rígida de poderes (el sistema norteamericano como modelo), establece una estricta división de funciones de sus órganos, imbuidos del principio de legitimidad democrática, traducida incluso en elección popular de muchos jueces. El Presidente, impulsor de la política de la nación por programas anuales, designa o sustituye directamente a sus ministros o secretarios y puede vetar la legislación. Por su parte, el Congreso (compuesto por dos cámaras) no puede censurar al ejecutivo pero si enjuiciarlo por responsabilidad penal. El parlamentarismo es considerado como una separación de poderes flexible, por su íntima dependencia entre poder legislativo y poder ejecutivo, el ejecutivo necesariamente debe contar con la confianza del legislativo y sujeto al control y a la posibilidad de ser derrocado por una moción de censura. El gobierno a su vez forma parte del Parlamento y si no cuenta con su confianza puede disolverlo. El gobierno colabora activamente con el Parlamento y cuando dispone de mayoría a través de la presentación e impulsión de la totalidad de proyectos de ley [Vallespín].

En la actualidad se reconoce el estado de derecho sobre el principio de legitimidad y la primacía de la ley, basados en la legalidad de la administración (sometimiento a la ley), independencia del poder judicial, el examen de constitucionalidad de las leyes (prioridad de la Constitución) y varias proposiciones sobre el carácter y la forma de hacer las leyes (derechos procedimentales: leyes minuciosamente redactadas, no retroactivas, no-imposición de castigos crueles y ni delegación de poderes discrecionales mal definidos o excesivos) [Vallespín].

 

C. Crisis del Estado Liberal

Históricamente, en el siglo XIX se produce un acelerado proceso de modernización en los países centrales de Europa, intensificado por el desarrollo científico y tecnológico, el maquinismo, el ejercicio ilimitado del imperialismo, la especulación financiera, el comercio internacional, la industrialización y la sobreexplotación del trabajador [Bouza-Brey].

Nace con ello la crisis del estado liberal manifestada por: la sobreproducción que origina recesiones muy agudas y la emergencia de una crisis de legitimidad política intensa, derivada de la contradicción de mecanismos restringidos de representación y los principios de libertad e igualdad, y la inadecuación de las políticas económicas para resolver los graves problemas sociales de las clases populares. Por ello a mediados del Siglo XIX se intensifica el conflicto, generando incluso revoluciones, entre el estado y los nuevos movimientos sociales. Esta crisis da a lugar a finales del mismo siglo a reformas políticas que hacen surgir al Estado Democrático o a procesos revolucionarios que originan el Estado Comunista y al Facismo [Bouza-Brey].

El llamado Estado Benefactor busca solventar su crisis especialmente en el aspecto social, implantando medidas que tienen a incorporar a las masas ciudadanas dentro de programas de seguridad social y legislación sobre el trabajo. Este modelo logra su mayor expresión en los países del norte de Europa en donde el ciudadano económicamente activo tributa elevados porcentajes sobre sus ingresos para permitir que el Estado organice y garantice el régimen de seguridad social y laboral (welfare), que permite a las personas dependientes gozar de una vejez segura.

El modelo del Estado Intervencionista asume a partir de los años 30, controles directos sobre las actividades económicas, dando lugar a la planificación económica en virtud de una respuesta a las necesidades colectivas y de una mejor distribución de la riqueza nacional, incluyendo las privatizaciones, llegando en muchos casos a convertirse en la mayor empresa existente, generando por sí solo tanta actividad económica como el resto de la organización empresarial privada [Núñez].

Los Estados Facistas (especialmente el Estado Nazi, de Mussolini y en Japón) presentan una serie de rasgos comunes a mencionar: 1) estado concebido como totalitario y esencial; 2) el sistema político fundamentado en la legitimación carismática de un dirigente; 3) garantiza la participación política de los partidarios a través de sistemas representativos mediatizados por el estado; 4) afirma integrar el capital y el trabajo en un proyecto común como una tercera vía entre el comunismo y el capitalismo; 5) sistema político con una clara vocación expansionista de carácter imperial. Así mismo, 6) rechazo expreso al capitalismo y al comunismo (discurso antiplutocrático, prohibición de sindicalización e imagen idealizada del trabajo); 7) negación de la lucha de clases y conflicto institucional; 8) rechazo a los sistemas electorales, partidos políticos y representación democrática con elecciones mediatizadas; 8) rechazo a las garantías de los derechos fundamentales y libertades públicas (totalitario, integrador y colectivista de la vida pública); y 9) rechazo a los medios pacíficos de resolución de conflicto internacional y concepción militarista de las relaciones exteriores [García].

El Estado Socialista, es el único que surge de un propósito teórico concreto (se remite a las doctrinas de Marx, Engels y Lenin) y se ve a sí mismo en un proceso de cambios evolutivos. Se han dado diversas formas de este estado desde la dictadura del proletariado a la democracia popular y plantea que en una sociedad capitalista desarrollada, al ya no haber clases antagónicas, no tiene sentido que el Estado se erija en defensor y promotor de intereses específicos sino en los de toda la sociedad. Además, es el único modelo que cuenta con su desaparición como Estado tal. Se basa en: a) el centralismo democrático (jerarquía de funcionamiento vertical); b) la función directiva del partido comunista; c) el estado concebido como elemento dinamizador de la realidad económica, política, social y cultural de la sociedad. Descansa en la supremacía del órgano legislativo (máximo órgano del poder) elegido por sufragio universal, la supeditación del ejecutivo y judicial a la voluntad popular (de modo indirecto), y los mecanismos de democracia directa. Esta estructura formal ultrademocrática, que domina sobre una organización social con propiedad colectivizada y ausencia de mercado deja bastante que desear en cuanto a libertades públicas y derechos fundamentales [García]. Su desplome está originado en su incapacidad por resolver la agenda económica principalmente.

 

D. El Estado Social y Democrático de Derecho

El Estado Democrático también conocido como Estado de Bienestar, surge basado en el sufragio universal y la participación de masas y acceso de nuevos grupos al poder político, el miedo al comunismo y el intento por encontrar soluciones a la profunda recesión de 1930 [Bouza-Brey].

Basado en la teorías de M. Keynes, el estado pasa de estado mínimo a estado máximo, reflejado en el tamaño del sector público de las economías y la administración pública europeas, pasando a ser el primer productor y consumidor. Busca administrar la política fiscal con fines redistributivos y su política social se fundamenta en la concertación entre los distintos agentes económicos. Este modelo es impulsado por los partidos socialistas, socialdemócratas y democristianas constituyéndose como un pacto entre éstos y las corrientes liberales y buscaba asegurar la eliminación de las crisis cíclicas (estancamiento con inflación) [García].

Este modelo entra en una primera crisis en los años 1970, por causas exógenas que conducen a temer por su supervivencia, con aumentos notorios de paros forzosos y la obsolescencia de equipamientos industriales. Por causas endógenas el funcionamiento de la economía y su crisis fiscal, según M. O'Connor, que indica que el estado gasta más de lo que ingresa lo que presupone a largo plazo su hundimiento. Se explica su crisis fiscal, porque la crisis económica reduce drásticamente las fuentes de liquidez del Estado al disminuir la población activa, las inversiones y las operaciones gravables y aumenta la economía sumergida. Además, su dinámica implica un crecimiento sistemático del gasto público, imparable en sus infinitas vertientes [García].

La crisis del Estado de Bienestar plantea el problema de cómo superar su crisis, con la respuesta revolucionaria que implica un cambio en la estructura económica y social acompañada de una transformación del sistema político; la respuesta socialdemocrática que propone restaurar el status quo ante a la crisis económica, recuperar las elevadas tasas de desarrollo económico y profundizar en los proyectos igualitarios y redistributivos; y la respuesta neoliberal que propone desmantelar las partes del estado que hayan sido disfuncionales a los efectos de retornar a un régimen de mercado libre sin intervenciones estatales y el entendimiento de que las antiguas crisis cíclicas no tendrían por qué repetirse [García].


Citas:

BOUZA-BREY, LUIS

1996 El Poder y los Sistemas Políticos. En CAMINAL BADIA, MIQUEL (coordinador). Manual de Ciencia Política. Editorial Tecnos S.A. Madrid.

DEUTSCH, KARL W.

1998 Política y Gobierno: Cómo el pueblo decide su destino. Fondo de Cultura Económica. México.

GARCIA COTARELO, RAMON

1995 Los modelos de dominación política en la historia. En Introducción a la Ciencia Política. Ramón García Cotarelo y Juan L. Paniagua. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid.

NUÑEZ RIVERO, CAYETANO

1996 Teoría del Estado y Sistemas Políticos. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid.

RODEE, CARLTON C., ANDERSON, TOTTON & CHRISTOL, CARL

1957 Introduction to Political Science. Mc Graw Hill Company. New York.

VALLESPIN, FERNANDO

1997 El Estado Liberal. En DEL AGUILA, RAFAEL. Manual de de Ciencia Política. Editorial Trotta S.A. Valladolid.


Federico G. Salazar